Últimamente, muchos me estáis comentando que, al estar tanto tiempo en casa, no paráis de comer. Para comer con cabeza, lo primero que hay que hacer es diferenciar el hambre física del hambre emocional. El hambre física, suele llegar de forma gradual en el tiempo. Uno no se muere de hambre de repente. El hambre emocional, sí, llega de repente. Cuando tenemos hambre física, nos comeríamos cualquier cosa. Pero cuando somos caprichosos, abrimos la nevera o la despensa buscando algo especial, suele ser hambre emocional. Además, nos resulta más fácil retrasar el momento de comer cuando sentimos hambre real. Cuando tenemos hambre emocional, queremos comer en ese preciso momento y nos cuesta concentrarnos en otra actividad o pensar en otra cosa. El hambre física se produce porque nuestro cuerpo necesita nutrientes. En cambio, el hambre emocional es una búsqueda de placer o de “llenar un vacío”. Puede aparecer en situaciones de estrés, ansiedad, porque te sientes solo, deprimido o aburrido. Nuestro cerebro envía unas señales que nos hacen buscar alimentos ricos en azúcar o grasas, ya que estos elevan los niveles de hormonas que nos calman y nos hacen sentir mejor. El hambre física se pasa cuando nos hemos saciado. Desde que empezamos a comer hasta que llegan las señales al centro de saciedad del cerebro, suelen pasar 20 minutos, y después de comer, la sensación de hambre física va a desaparecer, vamos a tener una sensación de saciedad y satisfacción. Cuando comemos por hambre emocional, aunque físicamente estemos saciados, seguimos comiendo. A veces nos damos cuenta de que comemos por “gula”. Lo que queremos saciar no es algo físico, es algo emocional y podemos seguir comiendo hasta que ya no podamos más, incluso hasta que nos siente mal. Después de comer así, solemos sentirnos culpables, nos arrepentimos de haber comido tanto y podemos sentir frustración por el atracón que nos hemos dado y por la sensación de perdida de control con la comida. Con esto, el primer paso. El siguiente, sería identificar qué emociones son las que nos llevan a comer y cómo gestionarlas. Continuará… #Psicologia#Psiconutricion#Dietasana#Coachingnutricional

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